Castillo Amarillo

Entramos al Castillo Amarillo (del 11 de diciembre de 2024 al 31 de enero de 2025) para empezar a cosechar los frutos de todo lo que hemos cultivado desde el 8 de julio (con el comienzo del Tzolkin) hasta acá.

Hacer una recapitulación de todo lo sucedido; cómo empezamos, qué estuvimos buscando, y en dónde nos encontramos ahora. Es momento de ver lo que ha madurado, lo que se ha definido porque ha decantado.

Estamos en otro lugar, nos hemos enriquecido. Es momento de celebrar y disfrutar los logros alcanzados, en tanto fuimos fieles a los deseos del corazón.

Recorreremos las Ondas Encantadas:

• de la Tierra Roja (del 11 al 23/12) para incluir lo cósmico, la totalidad, lo que escapa a nuestro control, integrándonos en la sincronía de la naturaleza. Comenzando una nueva historia, más propia y encarnada, sentida desde las entrañas, nos llenaremos de entusiasmo y fluiremos de sensibilidad, purificándonos, amablemente.

• del Perro Blanco (del 24/12 al 05/01) para amarnos profundamente, abriendo el corazón desde el afecto más sutil, más precioso, más delicado. Sentiremos el regocijo que nos colma eternamente, porque estamos viviendo lo real con total entrega y honestidad. Seremos transparentes, en contacto directo con lo sagrado.

• de la Noche Azul (del 6 al 18/01) para abrirnos al misterio, el enigma que es la existencia; y la abundancia que nos brinda cuando escuchamos el susurro de la intuición, lo que se devela cuando estamos en paz, silencio e introspección. Descubriremos el camino único para sanar y estar presentes con nuestra parte más inocente, curiosa y alegre, para finalmente ser libres y volar, con gran perspectiva y visión.

• Y del Guerrero Amarillo (del 19 al 31/01) con quien sentiremos el coraje para avanzar hacia donde nuestro corazón nos llama dulcemente, invitándonos a desarmar los obstáculos que ya no sirven para lo más importante: expandir el amor. Asumiremos la maestría que portamos, la mayor sabiduría para reconocer lo más valioso que es preciso cuidar, para luego compartir y apreciar la exquisita belleza de nuestra singularidad en libertad y armonía.