Terminando la Onda Encantada de la Luna, llegamos al umbral, la cúspide, la trascendencia (Tono 13 - Cósmico). Hoy, el Dragón Rojo nos trae el renacimiento, el inicio posible gracias a la conclusión de otra cosa.
Finalmente, nos damos la bienvenida.
El Dragón Rojo es energía de comienzos, y apareciendo al término del proceso de la Luna, nos invita a transitar el último tramo del Tzolkin (Ondas Encantadas del Viento, del Águila y de la Estrella) desde la autonomía profunda que deviene de estar sintonizadxs con el propio deseo, con el propio corazón, con el propio Ser.
Aprender a sentir nos ha regalado la capacidad de darnos lo que necesitamos, y habiéndonos nutrido, podemos dar y compartir con otrxs, habitando el mundo desde un lugar más fértil. Tras el movimiento: la regeneración, la renovación de la percepción, la actualización de la identidad.
• Este Dragón está guiado por la Serpiente Cósmica, quien propone la escucha del cuerpo, de los instintos, como sede primaria de la energía vital más plena, para que podamos movernos hacia lo que nos apasiona, abriéndonos a explorar desde la experiencia concreta (y no solo intelectual) más allá de esquemas familiares, conservadores o normalizantes.
• Le acompaña el Espejo Cósmico, quien ofrece el reflejo de la verdad infinita conectada a lo ancestral, a lo más primigenio de la fuerza de la vida, de donde nace la posibilidad de lo multidimensional; como si pudiéramos leer el algoritmo que ordena la geometría sagrada de la inteligencia planetaria.
• Está aprendiendo del Mono Cósmico, quien sabe jugar, divertirse y sostener la inocencia curiosa ante todo evento transformador sutil, misterioso y cuántico.
• Y tiene el poder del Sol Magnético, quien está iluminando la totalidad de las existencias, de los tiempos, de las distancias y de las dimensiones. Abrigando, dando vida a este nuevo amanecer.
